Fernando el Católico llevó a cabo una gestión impecable en cuanto a su papel en las conquistas de Napolés, Navarra o Granada
Hace unos meses os hablábamos de “40 ilustres de Aragón“, la página web que ha elaborado el Gobierno de Aragón. Se trata de un sitio online que conmemora el 40 aniversario del Estatuto de Autonomía aragonés y, por ello, han dedicado cuarenta posts a los personajes más ilustres de nuestra comunidad autónoma. Por este motivo, vamos a hablaros sobre todos ellos basándonos en su información. Hoy será el turno de Fernando el Católico.
Desde niño, Fernando conoció el poder. A los seis años ya era el conde de Ribagorza y el duque de Montblanc y, con nueve, ya se le reconoció como heredero al trono aragonés. Una infancia basada en el poder que continuó con su proclamación como rey de Sicilia a los dieciséis.
En 1468 ya participó como lugarteniente en una Cataluña en guerra civil. Allí comenzó a familiarizarse con la administración y las artes de la negociación. Tan solo un año más tarde ya se pactó su matrimonio con su prima Isabel, princesa de Castilla. Esto le permitió convertirse en rey de Castilla en los años posteriores.
La muerte de su padre en 1479 le convirtió en rey de Aragón donde ató en corto a una nobleza aferrada a sus privilegios. Isabel y Fernando emprendieron una política autoritaria y centralizadora sobre los territorios que gobernaban. Implantaron algunas medidas como el control de la Justicia o la creación del Santo Oficio de la Inquisición.
El asesinato del inquisidor de Aragón empeoró la situación con los judíos y supuso su fatal desenlace: el decreto de expulsión en 1492. Además, la conquista del reino nazarí de Granada y el descubrimiento de las tierras de Indias sentó las bases para la proyección de la monarquía hispánica por el mundo.
Ya en el ámbito internacional, las relaciones con Francia siempre fueron complicadas, aunque logró recuperar el Rosellón. De hecho, hubo grandes conflictos en Cataluña e incluso decidió invadir Navarra e imponer un virrey castellano. También en el norte de África se combinaron éxitos y fracasos durante su gestión.
Tras la muerte de Isabel en 1504 y la polémica sobre la línea sucesoria, se casó con la jovencísima Germana de Foix para traer al mundo a un hijo que falleció al poco tiempo de nacer. Poco tiempo más tarde, falleció y convirtió a su hijo extramatrimonial. Don Alfonso, en el regente de Aragón hasta la llegada desde Flandes del nieto de Fernando, Carlos. El hijo de Juana y Felipe sería el continuador del legado que alumbraba una nueva época.
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Imagen principal e información extraídas de la web de 40 ilustres de Aragón