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A tres horas en coche: escapada a Burgos desde Zaragoza

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Burgos combina una gran variedad arquitectónica entre la que destaca el estilo gótico de su famosa Catedral en un destino de reducidas dimensiones

Historia, gastronomía y arte se dan cita a tan solo tres horas de Zaragoza en coche

Texto de Armando Cerra 

Unas tres horas de autopista no es tanto, ¿no? Esa es la distancia que separa Zaragoza de Burgos. Un trayecto cómodo y que además tiene la garantía de que al final del camino nos espera un destino muy, muy interesante. El cual, dadas sus reducidas dimensiones, es perfecto para visitarlo y disfrutarlo durante un par de días. Os va a sorprender, y sin daros cuenta encontraréis más puntos en común con Zaragoza y con Aragón de lo que sospechabais.

Por ejemplo sabemos que muchos de vosotros os habéis interesado por seguir el Camino del Cid por nuestra comunidad autónoma después de que os hablamos en Enjoy de esa ruta histórica. Pues bien, ¿por qué no ir un poquito más lejos para descubrir la ciudad del Campeador? Porque si bien es cierto que Rodrigo Díaz debió nacer en Vivar, no es menos verdad que esa pequeña localidad está a un paso de la capital burgalesa, y de hecho en Burgos se homenajea a este guerrero medieval en diversos rincones.

Comenzando por la plaza del Mio Cid donde se levanta la icónica estatua del héroe cabalgando a lomos de Babieca y con la espada Tizona desenvainada para apuntar hacia su destino en el sur. Además de que también señala hacia el puente de San Pablo sobre el que se ven más figuras escultóricas vinculadas con el Cid, incluyendo la que representa a Doña Jimena.

 

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Aunque no es el único lugar relacionado con el Cid y su mujer. Cuando visitéis el monumento más carismático de Burgos, o sea, su Catedral de Santa María veréis que en el interior se halla la tumba del matrimonio, cuyos restos fueron enterrados aquí hace poco más de 100 años. De momento, dejémosles ahí descansando, y unos párrafos más adelante volveremos al espectacular templo catedralicio.

Ahora sigamos con otra similitud entre Zaragoza y Burgos. En ambas hay un río convertido en arteria de la urbe. Aquí tenemos el Ebro, y allí un cauce más pequeño como el Arlanzón, pero con un encanto especial. Os recomendamos recorrerlo plácidamente por sus dos orillas. 

En una os espera todo el conjunto histórico con lugares ya citados como la plaza del Mio Cid o la Catedral, además del romántico paseo del Espolón, cita inexcusable en Burgos. Y en la otra hay un repertorio de museos digno de una gran ciudad. En especial, el Museo de la Evolución Humana, creado para mostrar a visitantes de cualquier edad y nivel cultural todo el legado cultural y antropológico que surge de las excavaciones en el yacimiento burgalés de Atapuerca.

La misma orilla aguarda un buen número de hoteles para hacer noche y varios parques para recorrer las riberas, tanto remontando el río como siguiendo la dirección de la aguas. En una y otra dirección se ubican otros dos hitos monumentales de la ciudad. Son la Cartuja de Miraflores y el Monasterio de las Huelgas. Si os podéis llevar las bicis en el coche, no dudéis en cargar con ellas para hacer ese recorrido. O si lo preferís las podéis alquilar en la propia ciudad castellana.

Y tras las pedaladas ha llegado el momento de adentraros en el casco antiguo burgalés. Allí, al igual que en Zaragoza, destaca un templo sobre todo el conjunto. Es la Catedral de Burgos. Un iglesia gótica descomunal y que por muchas veces que se vea, jamás deja de maravillar. Tanto por dentro como fuera.

Si se da una vuelta por su entorno, la construcción nos puede recordar un gigantesco joyero labrado en piedra. Miremos donde miremos, sus portadas, sus torres, sus arbotantes, los contrafuertes, todo parece una colosal filigrana. Una maravilla del arte gótico español y europeo. Y eso que todavía no hemos entrado a su interior donde no solo se halla la tumba del Cid y doña Jimena, también hay que admirar la célebre Escalera Dorada de Diego de Siloé, la impresionante Castilla de los Condestables de Castilla o el recargado cimborrio que ideó en el siglo XV el arquitecto alemán de Hans o Juan de Colonia.

Los amantes de la historia y del arte, con solo visitar la Catedral de Santa María ya están más que colmados con la escapada a Burgos. Pero hay más y en muy poca distancia. A un paso les aguarda la iglesia de San Nicolás o si emprende la ascensión hasta el Castillo de Burgos en el camino aparecerá el Museo del Retablo que hoy ocupa lo que fue el templo gótico dedicado a San Esteban.

Tras todo ese caminar es bueno retornar hacia el entorno catedralicio, a la plaza del rey San Fernando, la plaza Mayor y a las calles aledañas. Ahí os abren sus puertas un buen número de bares, tabernas y restaurantes. Y es que una excursión a Burgos no solo es el descubrimiento de nuestra historia y nuestro arte. También es una invitación gastronómica. Sentaros en una mesa o ir de barra en barra probando lo más típico como la morcilla, el queso fresco o el lechazo, o dejaros sorprender por otros platos más novedosos. Os aseguramos que os llevaréis un magnífico sabor de boca tras este viaje. ¡Ya sabéis, a una tres horitas de autopista!

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