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Panticosa, el destino de montaña por excelencia del Pirineo

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Situado a 1.185 metros de altitud, Panticosa cuenta con una amplia oferta turística durante todo el año donde destaca el termalismo y su balneario

Texto de Armando Cerra – Imágenes de Turismo de Aragón

Da igual la época del año en la que hagáis una escapada a Panticosa, en la comarca del Alto Gállego. Sea invierno o verano, siempre hay atractivos de primer nivel en rincón pirenaico. Eso sí, hay que ir preparado para cada momento. Ahora os damos las claves para preparar este viaje a una de las áreas más emblemáticas del Pirineo de Huesca.

Supongamos que vamos de viaje a Panticosa en invierno, durante los meses de nieve. Si es así, el destino es perfecto para los esquiadores. ¡Para todo tipo de esquiadores! Hay que tener en cuenta que prácticamente desde el mismo núcleo urbano se eleva el telesilla que asciende hasta las pistas de la estación de Panticosa que se desarrollan a lo largo de casi 40 kilómetros en los que hay variados niveles de dificultad. Pero por si fuera poco, y a alguien se le quedan algo cortas, no hay que olvidar que en la actualidad Formigal y Panticosa forman una única estación de Aramon. Por lo que en total se disponen de unos 180 kilómetros de pistas para esquiar.

Aclarado que los amantes de los descensos, slaloms y el snow han de escaparse sí o sí a Panticosa, en el caso de que lo vuestro sea la variante de esquí de fondo, también estáis de enhorabuena. Salvando los 8 kilómetros de curveada carretera que ascienden desde el núcleo de la población hasta los célebres Baños de Panticosa, se puede uno deslizar por el Circuito de Esquí Nórdico del Balneario de Panticosa, donde es posible optar por recorridos de varios niveles adecuados a vuestra experiencia.

Y hablando del Balneario de Panticosa. Debéis saber que se trata de una de las áreas termales más antiguas que se conocen en Europa. No es casual que su manantial más emblemático lleve el nombre del emperador romano Tiberio, ya que se han hallado en la zona monedas de su época. Es decir, el siglo I antes de Cristo.

Pero no penséis que visitar los Baños de Panticosa supone adentrarse en una termas de la Antigüedad. ¡Nada de eso! En la actualidad se trata de un moderno complejo hostelero perfectamente integrado en la arquitectura del balneario histórico y sobre todo rodeado por un impactante paisaje de bosques, lagos y grandes picos. Sin duda, un sitio digno de postal, que como ocurre con Panticosa en general, da igual que vayáis en invierno que en verano. ¡Nunca defrauda!

Y es que si en invierno se puede disfrutar del esquí en estos parajes, en cuanto desaparece la nieve es un enclave fantástico de nuestro Pirineo para hacer senderismo e incluso para hollar alguna cima de altura más que considerable como puede ser el pico del Garmo Negro que supera los 3.000 metros. 

No obstante también hay rutas mucho más accesibles para los excursionistas e incluso para hacer en familia. Para tener un mejor panorama de los itinerarios y sus características, os recomendamos acercaros a la oficina de turismo de Panticosa donde os darán detalle de recorridos que van por ejemplo los espectaculares miradores de la Reina o el del Pino. O si lo preferís podréis subir hasta los ibones Azules y de Bachimaña en las áreas altas.

También en la oficina de turismo podéis adquirir los tickets para hacer la ruta de las pasarelas. Un vertiginoso camino volado sobre el barranco del río Caldarés, que precisamente desciende desde la zona del balneario. Pero mucha atención si alguien es propenso a marearse en las alturas y en el vacío. Será mejor que rechace este recorrido porque realmente es impresionante.

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Más llevadero es subirse el tren de alta montaña El Sarrio. Un recorrido sobre un tren chuchú con ruedas que lleva desde el mismo pueblo de Panticosa hasta el cercano valle de la Ripera. Una actividad ideal para hacer con niños y para complementar con una excursión por esa zona natural o si se prefiere para hacer el camino de vuelta caminando hasta Panticosa y darse un garbeo por su casco histórico donde también merece la pena contemplar sus dos monumentos principales. Es decir, la iglesia de la Asunción construida allá por el siglo XVI y el puente del Concellar que en otro tiempo formaba parte del Camino Real que discurría por el valle de Tena.

Y no se acaban aquí las opciones de ocio que proporciona Panticosa. Por ejemplo es posible acercarse hasta la cercana población de El Pueyo de Jaca, la cual también se integra en el municipio panticuto. Esta localidad se encuentra a las mismas orillas del pantano de Búbal y desde ahí uno se puede embarcar en un kayak para remar sobre sus aguas y disfrutar de unas increíbles vistas del entorno. En definitiva, tal y como decíamos al comienzo, Panticosa es un destino para cualquier momento del año. ¿Te animas?

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