A partir del próximo abril será posible embarcar en el aeropuerto de Zaragoza y despegar poniendo rumbo a la ciudad marroquí de Fez; será gracias a los dos vuelos semanales que oferta la compañía low cost Ryanair
De manera que desde este año 2024 vamos a poder volar desde Zaragoza hasta dos focos turísticos de primer orden en Marruecos: Marrakech y Fez, ambas incluidas en el selecto grupo de las cuatro ciudades imperiales marroquís
Texto de Armando Cerra
Una vez que hagáis vuestras reservas para el avión a Fez desde Zaragoza será hora de qué busquéis alojamiento en la histórica ciudad de Marruecos. Pues bien, a grades rasgos tendréis dos opciones distintas. Por un lado los riad, o sea casas típicas en el corazón antiguo de la ciudad. En esos riad se alquilan habitaciones con modernidades de nuestro tiempo pero en una embaucadora atmósfera oriental. No obstante, también se puede optar por los hoteles de la Nouvelle Ville, surgida en tiempos de la ocupación francesa, una zona más occidentalizada en cuanto a alojamientos, restaurantes o tiendas.
Aunque decidáis hospedaros en esta parte más moderna de Fez, la visita a la Medina Fez-el-Bali es obligada. Al fin y al cabo se trata de un conjunto urbano declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y es ahí donde se concentran los grandes monumentos y los principales atractivos turísticos que motivan un viaje a Fez.
Haceros con un plano, e incluso con una buena aplicación de GPS en el móvil. Pero ya os anticipamos que os va a dar igual. Seguro que os perdéis por la medina y sus zocos. ¡No os preocupéis! Extraviarse por ese laberinto de callejas, tiendas y restaurantes es parte del embrujo de la ciudad. Aunque os vamos a dar unos cuantos puntos de referencia para que la experiencia sea más interesante.
El mejor punto de inicio es Bab Boujeloud, o sea, la Puerta Azul. Es una histórica puerta de tres arcos decorada con mosaicos y obviamente con el color azul como dominador. Si queréis, tomaros un té a la menta en los cafés de los alrededores para comenzar a sumergiros en la vida marroquí. Después y una vez dentro de Medina Fez-el-Bali es bueno tomar dos referencias, la cuesta pequeña y la cuesta grande, son las dos calles principales y se llaman Talaa Sghira y Talaa Kbira. Guardaros esas referencias mentalmente y dejaros llevar por vuestro instinto. Así iréis descubriendo los encantos de la que se considera capital religiosa de Marruecos.
Semejante título se debe a la cantidad de mezquitas y también de madrasas, o sea escuelas coránicas que hay en la Medina. Una de estas interesantes madrasas es la de Bou Inania, identificable por su torre cubierta de azulejos. No obstante, al estar todavía en uso, sólo se permite la visita a los musulmanes. En cambio, la madrasa Al Attarine mandada construir por el sultán Abu Said hace siete siglos ya no es centro de enseñanza, así que es visitable, incluidas las que eran las habitaciones de los alumnos.
Y en cuanto a las mezquitas, la más enorme de todas es la Al Karaouine, gigantesca aunque embebida en el laberíntico callejero. Para admirar su tamaño hay que entrar, algo reservado a los fieles musulmanes. De modo que si no lo eres sólo podrás verla por fuera y quedarte con la idea de que es la sede de una de las universidades más antiguas del mundo, originada ni más ni menos que en el siglo IX.
No acaban aquí los grandes monumentos de Fez. También hay que mencionar el mausoleo de Moulay Idris II, el Palacio Real o la zona de la judería o Mellah. Además es un verdadero deleite recorrer el Museo Nejjarine ubicado en un edificio del siglo XVIII que ahora acoge una fabulosa colección de las artesanías locales. Aunque si queréis disfrutar de la artesanía y la tradición entonces hay que adentrarse en los zocos de la medina. Cada zona se organiza por un tipo de productos. Por ejemplo está el zoco Chemainne especializado en frutos secos. O el de Nejjarine que es el reino de la madera y la carpintería. Mientras que el zoco Attarine huele a maravilla al ser el paraíso de las especias. Luego están los caldereros en torno a la plaza Seffarine.
Si bien la artesanía más carismática ya sabemos que son los objetos vinculados a la piel. La piel de mil colores gracias a las 4 curtidurías tradicionales de Fez, como la emblemática de Chouwara famosa por sus numerosos pocetes con aguas tintadas que dan color a la piel animal. Un trabajo tan duro como admirable que merece la pena contemplar desde las terrazas de los alrededores. Eso sí, no os olvidéis llevar una hojita de menta bajo la nariz, porque el olor es bastante desagradable.
Mucho más apetecible es visitar los restaurantes típicos. ¿Qué comer en Fez? Cualquier cosa, porque sea un tajín de cordero o un buen cuscús os trasladará a vuestra idea más exótica de Marruecos. Y si hace frío, no lo dudéis y tomaros una harira, pocas sopas son tan suculentas como este caldo local. En definitiva, Fez es un destino sensacional y ahora lo tenemos mucho más cerca gracias a los vuelos regulares que unen Zaragoza con esta ciudad marroquí.
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