Bolonia cuenta con una gran riqueza monumental y gastronómica que seguro que te sorprenderá; algunos la consideran la mejor del mundo para comer
Texto de Armando Cerra
Con la llegada del buen tiempo las posibilidades de vuelos que oferta el aeropuerto de Zaragoza aumentan. Ahora entre los nuevos destinos que aparecen en su cartel de salidas se puede leer el nombre de la ciudad italiana de Bolonia. Durante los próximos meses habrá dos vuelos semanales, miércoles y sábado, con la compañía Ryanair.
Quizás no tengas a Bolonia entre los destinos más conocidos de Italia, pero merece la pena descubrir la capital de la región de Emilia-Romaña. Se trata de un lugar que os va a sorprender tanto por su riqueza monumental como por su estupenda gastronomía.
De hecho muchos ya conocéis, o al menos habéis oído hablar de sus exquisiteces culinarias, aunque nunca hayáis estado ahí. Un ejemplo, ¿quién no ha pedido en alguna ocasión en un restaurante italiano un contundente plato de pasta con salsa boloñesa? Pues por el nombre ya os imaginaréis de donde es originaria. Por cierto, para degustarla allí deberéis pedir tagliatelle al ragù.
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Y también Bolonia es la ciudad de la más famosa mortadela, así como un sinfín de embutidos. Para que os hagáis una idea a esta ciudad se la conoce como “la docta, la roja y la grasa”. Apelativos que hacen mención a su histórica universidad, al color de sus edificios más antiguos y a su sabrosa cocina, para muchos la mejor de todo el país. Darse uno o más festines culinarios es suficiente motivo para visitar la ciudad.
Si lo hacéis que nadie se olvide de apuntar estos platos. La cotoletta alla bolognese, que es un filete de ternera empanada con jamón y parmesano al horno. Tampoco hay que elegir entre sus tortellini con infinidad de recetas, algunas tan curiosas como los tortellini in brodo, o sea flotando en un caldo de pollo. O es imperdonable no cenar algún día a base de buen vino de la región y crescentine, unos bollitos de pan perfectos para las tablas de embutidos y quesos locales.
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¿Ya estáis salivando, no? Como veis son platos potentes, a los que seguro que les sumáis alguna que otra pizza o exquisitas lasañas, y los imprescindibles helados italianos. De manera que entre banquete y banquete os recomendamos daros buenas caminatas por la ciudad para no regresar con algún kilo de más. Por suerte hay mucho que ver.
Uno de los epicentros monumentales es la Piazza Grande o Plaza Mayor de Bolonia. Ahí se levantan algunos de los hitos de la historia local. Es imponente la presencia de la Basílica de San Petronio, al igual que destacan varios palacios, el Comunal, el del Podestá y el del Rey Enzo. Es decir, todos los poderes divinos y terrenales reunidos en un mismo lugar.
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No muy lejos están las peculiares torres gemelas, o más bien mellizas, de Bolonia. Son las Torres de Asinelli y Garisenda. Antaño había decenas de torres altísimas en la ciudad. Como testigos de esa época quedan estas dos. Ambas impresionantes vistas desde abajo. Y también desde arriba. Subir a la Torre Asinelli y alucinaréis con las vistas sobre la urbe. Aunque quién tenga vértigo que no lo intente.
Desde ahí arriba podéis otear las llamadas siete iglesias. Todo un conjunto arquitectónico de origen medieval formado por diversos edificios que están unidos mediante jardines y pórticos. En realidad se conoce como Basílica de San Esteban pero como os decimos se compone de varios templos y claustros espectaculares. ¡Muy recomendable!
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También es obligado visitar la vieja Universidad de Bolonia la cual se originó en el siglo XI y es una de las más antiguas de todo el continente. Toda una institución de enseñanza. Si alguno estáis en la Universidad de Zaragoza pero pensáis en hacer un Erasmus y os motiva Italia, este sería un destino fantástico.
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No acaba aquí sus reclamos. Hay un buen número de museos de temáticas variadas y capillas con obras de grandes artistas. No obstante, Bolonia no es solo para mirar. Es una ciudad para saborear, oler, disfrutar del buen ambiente. Acercaros a sus áreas comerciales como Via Drappiere con sus tiendas de productos locales o a la zona del Quadriletero con sus tascas para tomar un refrigerio. O al Mercado delle Erbe con lo mejor de la gastronomía boloñesa. Al igual que para hacer las compras más singulares tendréis que ir al mercado de la Piazzola, eso sí, prepararos para regatear.
Y si tenéis tiempo y sois unos apasionados del motor, no dudéis en alquilaros un coche y daros un paseo por el entorno de la ciudad. ¿Os suenan los coches Ferrari o las motos Ducati? Pues tienen sus sedes y museos muy cerca de aquí. Al igual que Lamborghini, Maserati o Pagani.
DÓNDE ALOJARTE EN BOLONIA:
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