El zaragozano Roque Joaquín Alcubierre se marchó a Italia y comenzó unos trabajos de excavación en el sur en busca de tesoros antiguos
Este jueves, el Saraqusta Film Festival dio a conocer las primeras pinceladas de lo que será este Festival Internacional de Zaragoza de Cine y Series de Historia. Sin duda, una de las novedades es que el documental sobre Roque Joaquín Alcubierre se estrenará en la inauguración de la quinta edición, por lo que hoy os vamos a hablar de este zaragozano.
Nacido en Zaragoza en 1702, Roque Joaquín Alcubierre cursó sus primeros estudios en la capital aragonesa hasta ingresar como voluntario en el ejército, pasando a formar parte del Real Cuerpo de Ingenieros Militares como ingeniero voluntario.
En 1733 pasó a la Corte y dirigió una instancia al Marqués de Verboom pidiendo su admisión definitiva en el Cuerpo de Ingenieros. Parece que esta solicitud no obtuvo el resultado deseado, ya que aún después de su traslado a Italia, Alcubierre sigue figurando como ingeniero voluntario. Alcubierre partió hacia Italia siguiendo a su protector, que lo había hecho a mediados de 1734. El primer documento que atestigua su presencia allí es de enero de 1736, en el que figura como ingeniero extraordinario en plazas de aquel reino.
Tras ser ascendido a capitán, en enero de 1738 se encontraba trabajando en la construcción de un nuevo palacio para el rey Carlos de Nápoles (futuro Carlos III de España) en Portici. Uno de los trabajos que se le encomendaron fue el trazado de la planta de los alrededores del palacio, y mientras se dedicaba a ello, los habitantes de la zona le informaron sobre numerosos hallazgos fortuitos de objetos antiguos.
Tras recoger información sobre estos hechos, Roque Joaquín Alcubierre propuso a su jefe la realización de una excavación sistemática en ese lugar en busca de tesoros antiguos. La idea fue apoyada por el rey, quien encargó a Alcubierre la dirección de los trabajos de excavación iniciados en otoño de 1738.
Descubrimiento de Herculano y Pompeya
Los restos descubiertos por Alcubierre resultaron pertenecer a la ciudad de Herculano, sepultada por una erupción del Vesubio en el año 79 d.C. Los trabajos de excavación se iniciaron con una cuadrilla de dos o tres trabajadores en lo que se denominó “Pozo Nucerino”. El resultado fue el descubrimiento de numerosas esculturas (de Hércules o las de los Balbos de Gades), pinturas murales y restos de un edificio después identificado con el teatro de la ciudad.
Diez años más tarde, animado por el éxito, Alcubierre decidió volver a probar fortuna y se produjo el descubrimiento de Pompeya, otra ciudad sepultada por la misma erupción del Vesubio. De ahí excavaron el anfiteatro, la praedia de Iulia Felix y una buena parte de la Vía de los Sepulcros, junto a la Puerta de Herculano. Además de Pompeya y Herculano, los trabajos de rescate se desarrollaron también en Estabia, Sorrento (villa de Asinio Pollio), Capri, Pozzuoli y Cumas.
El interés de estas excavaciones se centraba, fundamentalmente, en la recuperación de objetos artísticos para ser expuestos con posterioridad en las colecciones reales. Alcubierre llevaba un diario meticuloso de los trabajos, a lo que contribuyó su formación como ingeniero y experto en dibujo.
Los últimos días de Roque Joaquín Alcubierre
Desde 1738 y hasta su muerte, en marzo de 1780, Alcubierre simultaneó la dirección de las excavaciones con sus obligaciones militares, más absorbentes a medida que ascendía puestos en los ejércitos del rey de Nápoles: en 1749 era ya teniente coronel e ingeniero en segundo, el 12 de junio de 1772 era ascendido a brigadier e ingeniero en jefe, y el 9 de noviembre de 1777 a mariscal de campo. En 1772 se le concedió también el cargo de gobernador del Castillo del Carmen, adosado a la muralla aragonesa de Nápoles, en las inmediaciones de la plaza del Mercado.
Ese mismo año, el rey de Nápoles, Fernando IV de Borbón, concedió a la esposa de Alcubierre, Dª Ignacia Díaz, en atención a los servicios prestados, a su numerosa familia y a la honrada pobreza en que vivía, una pensión anual de 150 ducados, pagadera desde la muerte de su esposo.
Roque Joaquín de Alcubierre falleció el 14 de marzo de 1780 y fue sepultado en la capilla del Castillo del Carmen, hoy desaparecido, en el Panteón de los Castellanos.
Fuente: Ayuntamiento de Zaragoza
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