Las calles del barrio de Valdespartera de Zaragoza rinden homenaje a algunas de las mejores películas de la historia del cine
Texto e imágenes de Armando Cerra
Cuando se planificaba el barrio de Valdespartera, alguien propuso nombrar sus calles con títulos de película. Hubo quien catalogó la idea de estrafalaria. Aún así, la propuesta salió adelante y, hoy, este moderno barrio al sur de Zaragoza es un permanente tributo al Séptimo Arte.
Si alguien viene de visita a Zaragoza y se monta en el tranvía, se lleva una sorpresa cuando lee el nombre de ciertas paradas. No sabe que puede ir al barrio de Valdespartera, pero descubre que puede ir camino al Mago de Oz, que puede asomarse a La Ventana Indiscreta, y hasta es posible que conozca a Un americano en París. La verdad es que no es raro escuchar a alguna pareja de forasteros diciendo: “¡mira qué original, son nombres de películas!”
Pues bien, para esos visitantes y también para los zaragozanos que no sepan la razón de tales nombres, aquí vamos a hacer un flashback y nos trasladamos a finales de verano de 1958.
Por entonces un pedacito de Hollywood desembarca a orillas del Ebro. Y es que Valdespartera se va a convertir en el plató perfecto para rodar Salomón y la Reina de Saba, una trama ambientada en los desiertos del Próximo Oriente. De manera que a Zaragoza llega uno de los directores más reputados de la época, King Vidor, y también estrellas del celuloide como Gina Lollobrigida o Tyrone Power, quien falleció en pleno rodaje.
El caso es que la aridez del lugar, por entonces, completamente inhóspito, cautivó desde el primer momento al fotógrafo que buscaba exteriores para la peli. En cuanto vio el paisaje yermo de Valdespartera no lo dudó. Por fin había encontrado los páramos donde rodar las batallas bíblicas entre las facciones hebreas y las tropas del faraón de Egipto.
Ni qué decir tiene que aquello fue un acontecimiento memorable en la ciudad. Por eso, cuando se decidió construir el nuevo barrio zaragozano algunos decidieron rendir homenaje a aquel hecho, convirtiendo el callejero de Valdespartera en una gigantesca cartelera con títulos emblemáticos de la historia del cine, tanto mundial como español.
El abanico presente en las placas de las calles puede satisfacer cualquier gusto cinéfilo. Ojear un plano de Valdespertera es una invitación a prepararse palomitas y sentarse en el sofá a ver el mejor cine de todos los tiempos.
Hay westerns que nos permiten viajar en La Diligencia o cruzar el Río Bravo. También nos podemos reír de lo lindo pasando Una noche en la ópera o bailar Con faldas y a lo loco. Desde luego nos podemos enamorar atravesando Los Puentes de Madison y desenamorar en Casablanca. Igualmente podemos ver pelis de romanos eternas (por calidad y duración) como Ben-Hur y Espartaco. O se les puede rendir tributo a los pioneros dando un paseo sin decir palabra por La quimera del oro de Charlot, El acorazado Potenkim y El gabinete del Doctor Caligari.
Y si tenemos ganas de más, ¿qué tal ver el Libro de la Selva de Disney en familia?, ¿hacer claqué mientras estamos Cantando bajo la lluvia?, ¿echar unas risas y unas lágrimas en el Cinema Paradiso? O asustarnos ante El resplandor y desear que amanezca para ir a tomar un Desayuno con diamantes. En fin, hay todo tipo de pelis en Valdespartera. Desde clasicazos como Ciudadano Kane y Gilda hasta el cine europeo representado por Fellini o Renoir. Sin olvidar éxitos más recientes en taquilla como La lista de Schindler o El paciente inglés.
Y, ¿qué decir del cine español? Están nombradas películas oscarizadas como Belle Epoque, Todo sobre mi madre o Volver a empezar. Y por supuesto, dada la estrecha relación entre el cine y Aragón, hay una nutrida representación de títulos vinculados con esta tierra. Y aunque alguna nos vamos a dejar, citaremos ciertas calles es la que se plasma la larga tradición cinematográfica aragonesa:
Atraco a las tres es una cinta dirigida por el aragonés José María Forqué, Morena clara está dirigida por Florián Rey nacido en La Almunia de Doña Godina, La prima Angélica es muy representativa de un periodo del oscense Carlos Saura o Furtivos se considera una de las joyas de la cinematografía de José Luis Borau. Eso por no hablar de La Violetera que protagoniza la turiasonense Raquel Meller.
Pero todavía no hemos nombrado al director de cine aragonés por antonomasia, el calandino Luis Buñuel, el primer español que ganó un Oscar a mejor película en lengua extranjera, y cuya sombra está muy presente en el entramado de Valdespartera. Hay varios títulos de él dispersos por su callejero. Está Viridiana o Un perro andaluz, además de una de las arterias del barrio lleva el nombre de Los Olvidados, una cinta suya proclamada Memoria del Mundo por la UNESCO.
Así que no es extraño que también su inconfundible rostro sea uno de los que adornan los depósitos de agua en la parte más alta del barrio. Allí está Buñuel junto a mitos como la silueta de Mary Poppins, la bella Audrey Hepburn o el dúo cómico más famoso de la historia: El Gordo y el Flaco.
Esos depósitos proporcionan una visión privilegiada sobre el barrio. Ya se ve poco del aspecto que encontrarían los actores hollywoodenses en 1958. Tan apenas unas cuantas lomas plagadas de caminos para ascender a pie o en bici a la ruinas de un castillo. Hoy, el paisaje está dominado por la última gran urbanización de la ciudad.
Ahora se ha puesto en marcha la iniciativa de Zaragoza Film Office (ZFO). Y recientemente la cinta Las Niñas se grabó en la capital maña para luego ganar hasta cuatro Premios Goya. Así que ahora es un buen momento para recordar esta singular relación entre las calles del barrio y el séptimo arte. Al fin y al cabo, hablamos de la ciudad donde Eduardo Jimeno realizó la primera filmación cinematográfica española. Eso ocurrió en 1897 y tiene su peculiar homenaje escultórico en la plaza Ariño del casco viejo zaragozano. Pero de eso hablaremos en otro post.
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