Deliciosas pero difíciles de comer… así esas propuestas no aptas para ligar comiendo
Artículo: La Tilde by Yolanda Gil
No, en una primera cita hay cosas que no puedes comer, bien sea porque vas a quedar fatal, te vas a manchar sin atisbo de dudas, te va a parecer la cara un lodazal, el aliento te va a cantar por mariachis, o tu noche va a acabar siendo movidita y no precisamente en el sentido que soñabas.
Te salvamos la primera quedada con algunos ejemplos y los bares donde te recomendamos ir a comerlos cuando la relación ya esté consolidada o con familiares y amigos que te da igual cómo te vean.
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Platos que enamoran pero no para la primera cita
Calamar bravo: de toda la vida, seguro que lo has podido comprobar personalmente, cuando te comes un bocadillo de El Calamar Bravo, terminas como un Cristo, con la salsa adornando tu rostro y, probablemente, un manchurrote en la camiseta al escurrirse entre los dos panes. Por no hablar del efecto dragón de fuego, claro.
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Arroz negro: dientes negros y comisura a conjunto, inevitablemente. Si, además, le añades el alioli del Búnkerbar, te llevas el completo. Así que cómetelo, claro que sí, pero con tus seres más queridos. Los que te han visto en todo tipo de circunstancia.
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Taco picante: ya sabemos los efectos secundarios del picante, además de las caras que puedes poner, la tos que te puede entrar o el ahogo, puedes pasar una noche toledana e incluso con ardor de estómago. Pero lo buenos que están los tacos picantes de Distrito México, los preferidos de los mexicanos que residen en Zaragoza, no te lo quita nadie.
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Sushi por los palillos: el sushi parece una comida ligera y elegante, pero lo cierto es que en una primera cita no queda muy bien ponerte a hacer el ridículo con los palillos y acabar hincando uno en esas coloridas piezas cargadas de deliciosos sabores, como puedes comprobar en Naoki Taberna Japonesa.
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Costillas de palo de ternasco: pues mira, no, no queda nada elegante ponerte a roer chuletillas tal que un perro royendo huesos delante de tu crush. Algo con cuchillo y tenedor te evitará acabar con los mofletes pringados de grasa y relucientes como un cochinillo. Prueba si no las costillas a la brasa de Los Xarmientos, que, como todo lo que hacen, están estupendas.
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Hamburguesas gigantes: a ver, hay hamburguesitas que sí te puedes comer a mordiscos normales, pero ni se te ocurra atreverte para una primera cita con las hamburguesas gigantes y casi obscenas del Mai Tai, porque desde la Mai Grossery, La Choni o La Porky, todas ellas picantes; pasando por La Maruja o la mítica Jäger Burger con cascada de queso; La Acojonante, La Chochona o La Madurita, por no hablar de la de cachopo, te van a hacer pasar un rato complicado para abrir la boca a determinados tamaños… y sin condecorarte.
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Hummus: nos encanta el hummus del restaurante sirio Buenacara, pero es como comerte un potaje de garbanzos en crema, no te va a librar de las flatulencias. Y no quieres tener fuegos artificiales en vuestra primera noche de amor, ¿verdad?
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Caracoles: esos malditos bichos son difíciles de sacar de su escondrijo, acabas con las manos pringadas, no sabes si chuparte los dedos o destrozar una servilleta tras otra… y te puedes marcar un Pretty Woman de manual en pleno Nativo, donde los hacen exquisitos a la llauna con alioli, lo mejor para un aliento fresco y repetitivo durante las siguientes 12 horas. Vete con mamá y papá, que les van a encantar.
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