Reinado al nacer, acuerdos matrimoniales y territoriales… Petronila de Aragón nació con toda su vida planificada siendo dirigida como una pieza de ajedrez
Hace unas semanas os hablábamos de “40 ilustres de Aragón“, la nueva página web que ha elaborado el Gobierno de Aragón. Se trata de un sitio online que conmemora el 40 aniversario del Estatuto de Autonomía aragonés y, por ello, han dedicado cuarenta posts a los personajes más ilustres de nuestra comunidad autónoma. Por este motivo, vamos a hablaros sobre todos ellos basándonos en su información. Hoy será el turno de Petronila de Aragón.
La semana pasada os hablamos de Alfonso I el Batallador. La historia de este soldado que luchó hasta recuperar Zaragoza. Pues bien, tras su muerte y sucesión de su hermano Ramiro, que hasta entonces era monje, el nacimiento de Petronila fue una cuestión de Estado. Ramiro quería dejar descendencia para volver a echarse a un lado. Y así lo hizo.
Podríamos decir que Petronila nació con la corona debajo del brazo. A las pocas semanas de nacer, Inés de Poitou, su madre, se volvió a Francia donde murió sin tener contacto con su hija. Ramiro II haría prácticamente lo mismo. Y es que se retiró a un monasterio manteniendo encuentros esporádicos con ella. Encima, la pobre Petronila también tenía un matrimonio pactado con Ramón Berenguer IV. Nada más nacer ya tenía toda su vida completamente planificada. Puros intereses.
Hasta que llegó su boda en 1150, el conde de Barcelona trató de cancelar ese acuerdo sin fortuna. Desde muy joven, Petronila engendró a varios hijos. Para entender las locuras que se hacían en la antigüedad, nuestra ilustre de hoy tuvo que dictar testamento en pleno parto y con tan solo 16 años. Con esto entendemos lo precaria que era la cuestión sucesoria y la conservación del apellido.
El mayor de los hijos que sobrevivió sería el futuro Alfonso II de Aragón. Tras quedarse viuda con 26 años -recordemos que él era 23 años mayor que ella-, decidió no volver a casarse y cedió el poder a su hijo en 1164. Como ya os contamos, estaba pactada la unión del condado de Barcelona y el reino de Aragón para el hijo de ambos, por lo que Alfonso II fue el primer rey de la Corona de Aragón.
Todavía quedan muchas incógnitas por resolver en torno a su figura. Se desconoce su vida real, ya que solo se conocen su legado y las circunstancias que rodearon su vida. Se desconoce la localización de su sepultura a pesar de que se sabe que se le enterró en la catedral de Barcelona en otoño de 1173.
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Imagen principal e información extraídas de la web de 40 ilustres de Aragón