A la localidad ribagorzana de Montanyana no le vale el tópico de que se ha congelado en el tiempo y guarda su aspecto medieval. No. En realidad, esta población está saliendo de un largo periodo de hibernación y volviendo a la vida con una lenta pero eficiente apuesta por el futuro.
Texto: Armando Cerra – Foros: Turismo de Aragón y Wikipedia
Aclaremos un primer punto. ¿Montanyana o Montañana? Da igual, los dos topónimos son correctos teniendo en cuenta que estamos hablando de una población de la Ribargorza limítrofe con tierras catalanas y de hecho comparten la lengua con sus vecinos de Lleida. De ahí, que aquí se hablen las dos lenguas y por eso valen las dos denominaciones. Así que por respeto a unos y otros, a lo largo del texto se van a ir alternando las dos versiones.
En lo que no hay opciones es en elegir el momento histórico de máximo esplendor de Montañana. Sin duda alguna, sus años más florecientes tuvieron lugar en la Edad Media. En unos siglos en los que se creó primero el condado de la Ribagorza, y posteriormente el Reino de Aragón. Fue entonces cuando se construyeron los iconos de la población, como sus murallas, la iglesia de Santa María de Baldós o la ermita de San Juan a los pies del núcleo habitado.
A partir de esa época, Montanyana siguió su transcurrir por la historia sin grandes acontecimientos. Sencillamente era un pueblo que vivía de sus campos de olivos, de sus vides y de su ganado. Ni crecía, ni se perdía, como tantos y tantos pueblos de la zona. Pero aquel vagar, más bien subsistir por la historia, iba a tomar el rumbo del declive en el siglo XX. Mientras la modernización llegaba a las ciudades, los pueblos alejados de los grandes núcleos de población se iban abandonando.
Nada nuevo, tantos y tantos pueblos se iban quedando con pocos o ningún habitante, y Montañana no fue una excepción. Algo casi lógico, teniendo en cuenta que no se invirtió durante décadas ni un solo duro (o euro) en sus infraestructuras básicas de agua o luz. De ahí, que los vecinos de forma paulatina pero imparable se fueron yendo de allí. A veces a la ciudad, y otras veces sencillamente al núcleo de Puente de Montañana, ubicado en la carretera N-230 entre Benabarre y Vielha.
El abandono trajo la ruina y el silencio. Cada vez más ruina y cada vez más silencio. Sin embargo, en un momento dado aquello iba a dar un giro. Desde finales del siglo XX se comenzaron a hacer trabajos de urgencia en algunos de sus edificios, básicamente para que no se desplomaron por completo. Un buen ejemplo fue la Torre de la Mora, la cual quedó casi en el suelo debido a un rayo, así que hubo que echarse a correr para consolidar lo que todavía estaba en pie.
Esos primeros trabajos de urgencia, cada vez fueron más ambiciosos. Restaurando los restos de la muralla, el revirado urbanismo de la parte alta de Montanyana, su ermita en la que no solo se reconstruyó su bóveda medieval, también se restauraron las pinturas murales…. Siempre había obras que hacer en Montañana y cada vez se era más ambicioso. Así que había que elaborar un plan que le diera sentido a todo aquello.
Un plan que plantease la recuperación integral del núcleo medieval y tuviera como objetivo la explotación turística del lugar. Y para tal objetivo se creó hace unos años la Fundación Montañana Medieval.
El trabajo continua. Pero es justo reconocer que se ha hecho muchísimo. En la actualidad, no solo se han restaurado los grandes monumentos históricos, como varias de sus torres (la de la Cárcel, las Eras o la Mora), el puente sobre el río, el Ayuntamiento, o sus dos templos. En especial la preciosa iglesia de Baldós en lo más alto de la población.
Además de eso se ha intervenido en lo que fueron viviendas particulares. De esta manera inmuebles completamente transformados como Casa Roseta o la vecina Casa Museo en el corazón de la villa. Estas y otras muchas curiosidades, e incluso la evolución de las obras de restauración se descubren gracias al servicio de visitas guiadas que también se estableció hace unos años.
Y como añadido, en fechas puntuales se han celebrado ya varias ediciones de la recreación histórica Montañana Historia Viva. En esos momentos diversos grupos y asociaciones se dan cita en la población para evocar con sumo detalle cómo pudo ser la vida en Montanyana en la Edad Media. Pero eso sí, no se trata de generar un espectáculo porque sí. La idea es hacerlo con un rigor histórico total. Igual que ese propósito ha guiado la restauración, también debe dirigir la recuperación. Que sea la historia la que guíe el futuro de Montañana, una población que ya es uno de los grandes referentes del turismo en la Ribagoraza Oriental, un territorio que merece la pena descubrir y donde nos esperan joyas como el Monasterio de Alaón, las huellas de dinosaurios de Arén o una porción del Parque Natural de Posets – Maladeta en el término municipal de Montanuy.
Quien no conozca Montanyana o cualquiera de esos lugares que vaya preparando una escapada a esta zona de Huesca.