La Iglesuela del Cid, un tesoro del Maestrazgo - Enjoy Zaragoza
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La Iglesuela del Cid, descubrimos un tesoro del Maestrazgo

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La Iglesuela del Cid nos aguarda rutas de senderismo espectaculares, paisajes con una fotogenia única y pueblos con un rico patrimonio

El Cid Campeador, el General Cabrera, el borbón Carlos… Este territorio cuenta con una larga e interesante historia

Texto de Armando Cerra

La Comarca del Maestrazgo en la provincia de Teruel posiblemente sea el gran secreto del turismo en Aragón. Un territorio que lo tiene todo. Hay rutas de senderismo espectaculares, paisajes con una fotogenia única o pueblos con un rico patrimonio. Además de que siempre se come bien. Una buena muestra de todo eso os aguarda en La Iglesuela del Cid.

¿Conoces este destino? Para aquellos despistados que todavía no se han acercado a esta localidad integrada en el Parque Cultural del Maestrazgo, aquí os contamos qué ver en La Iglesuela del Cid.

Como ya os imagináis, por aquí cabalgó el Campeador. Así que nos encontramos en parte de la Ruta del Cid, en este caso en las lindes con la provincia de Castellón. No obstante, no ha sido el único personaje histórico que ha visitado estos parajes, ya que durante el siglo XIX también pasaría por aquí el General Cabrera, más conocido como Tigre del Maestrazgo, e incluso La Iglesuela fue visitada por Carlos, el Borbón que dio nombre a las Guerras Carlistas.

En definitiva que se trata de un pueblo con una larga e interesante historia, lo cual queda perfectamente visible en su rico patrimonio. Demos un paseo por calles empedradas para descubrir qué ver en La Iglesuela del Cid.

Para empezar es bueno saber que nos aguarda un núcleo que está declarado como Conjunto Histórico-Artístico, lo cual ya nos da una idea del valor de lo que vamos a ver. Aunque más que las declaraciones oficiales, lo importante son las gratas sensaciones que provoca y eso es algo que se nota muy pronto desde el primer contacto con la zona histórica, a la cual se suele acceder por la zona de la Torre de los Nublos.

Se trata de una construcción inconfundible por su remate almenado. Nos traslada de inmediato a la Edad Media, a aproximadamente el siglo XIII, cuando formaba parte de un castillo que levantó la Orden del Temple. Hoy de aquella fortaleza templaria solo queda el torreón impresionante, que se ha convertido en la presentación y el acceso al resto del patrimonio de La Iglesuela del Cid.

Tras la torre veréis un arco. No tengáis miedo y atravesarlo, al otro lado os espera la Plaza Mayor. Sin duda el rincón más monumental de toda la población. Ahí está por supuesto la iglesia parroquial, pero también la casa consistorial y varias casonas señoriales.

Comencemos por el templo, la iglesia de la Purificación. Estamos ante una poderosa construcción barroca del siglo XVII, si bien hubo una anterior de tiempos medievales. De hecho, uno de sus grandes tesoros es del siglo XII, cuando se talló la figura de la Virgen de Nuestra Señora del Cid.

Junto al templo se encuentra el inmueble del Ayuntamiento, el cual es una auténtica joya arquitectónica como ocurre en tantos pueblos de Teruel, sean del Maestrazgo o del Matarraña. Y al igual que en muchos de esos consistorios turolenses, también aquí se conserva el espacio que antaño fue destinado a calabozos

Como ya hemos dicho, en la misma Plaza Mayor se mantienen otras señoriales casonas. Una es la Casa Blinque, identificable fácilmente por ese pilar pétreo que sustenta un gran alero protector de toda su fachada. Justo al lado se ve el arco de entrada a la Casa Matutano-Daudén. Es un palacio dieciochesco que en su interior oculta una escalera monumental única. Dentro hay más elementos de interés, ya que este inmueble forma parte de la Red de Hospederías de Aragón

De momento sigamos nuestro recorrido turístico por La Iglesuela del Cid, para lo cual salimos de la Plaza Mayor. Aunque pronto volvemos a ver más palacios elegantes. Por ejemplo Casa Guijarro o la Casa de los Agramunt. Sin olvidar Casa Aliaga, donde por cierto está la oficina de turismo para informaros con mayor profundidad sobre los atractivos monumentales del lugar.

Al fin y al cabo, esta fue una población de gran prosperidad antaño lo que facilitó este tipo de construcciones. Pero, ¿a qué se debió tal prosperidad? Pues en gran parte a una fuerte industria textil. Como recuerdo de ella, en el piso más alto del Convento de Paúles hay un Centro de Interpretación del Textil y de la Indumentaria, sobre cuyas visitas os informarán en mencionada oficina de turismo de Casa Aliaga.

El caso es que nuestro paseo por el casco antiguo irremediablemente nos acerca al Portal de San Pablo, el único que queda de cuantos hubo cuando La Iglesuela estaba completamente amurallada. Os recomendamos cruzarlo y dirigiros hacia la zona del Barranco del Canto. Por esa zona veréis unos largos muros de piedra separando parcelas y marcando caminos. Son muros de piedra seca, un método de construcción ancestral digno de admiración.

Ese es uno más de los muchos detalles que os invitan a dar un paseo por el entorno. Una caminata que os puede llevar hasta la Ermita del Cid o hasta un yacimiento de época ibero romano situado a solo 3 kilómetros del núcleo. Por cierto, llevad bien cargada la batería de la cámara o del móvil, porque los paisajes que veréis os obligarán a sacar más de una foto.

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Imagen principal: Turismo de Aragón