Hay dos momentos en el año que para mí son importantes, uno es septiembre y otro es enero. Es como si la vida nos diera la oportunidad de resetear ciertos esquemas, quizá erróneos, 2 veces al año. Comienzo de curso, comienzo de año.
Según cómo nos tomamos esto es el principio de la gran frustración que supone el proponerte algo y abandonar la idea al poco tiempo de empezar.
Y es que la constancia no es nuestro fuerte. Cuando hacemos algo con disciplina vemos grandes resultados y sin embargo, pronto encontramos una excusa para abandonar el propósito inicial. Nos olvidamos de que había un motivo para hacerlo pero la fuerza se va perdiendo por el camino.
Este es un buen momento para iniciar algo y terminarlo, la satisfacción de hacer lo que corresponde es imposible de explicar. Mi consejo es que te propongas pequeños retos, porque generalmente pasamos ‘de todo a nada y viceversa’ en un chasquido de dedos.
Los retos pequeños son muy válidos, y creo que más reales que los grandes retos para empezar. Por supuesto que hablamos de pequeñas cosas para el día a día, no me refiero a que tengas que limitarte, me refiero a detalles como por ejemplo: voy a salir a andar todos los días 1 hora, el primer día sales media hora y al día siguiente dices ‘me da pereza’.
Aunque cuando tenemos ganas nos comeríamos el mundo, empieza a comerlo pero despacio. Si decides salir a andar, proponte 20-30 minutos los primeros días e incluso ponte un propósito más real, 2 días a la semana, y vas aumentando. Tu cuerpo se irá preparando mejor y te irá pidiendo poco a poco más tiempo de caminar. Sería algo así como ir generando nuevas ganas y propósitos en el presente, si hoy he caminado 30 minutos y no me he agotado, mañana o pasado haré 40 minutos.
Pero, qué ocurre si dejas varios días de andar, bien sabes que cuesta retomarlo de nuevo, como la pereza llame a la puerta y le abras, es para quedarse algún tiempo.
Esto es cuestión de empezar hoy, lo que sea, el propósito que quieras emprender, solo te pido que por favor, seas benevolente contigo. Qué quiero decir con esto, no dejes para mañana lo que te hace bien, si tienes que dejar algo, que en algún momento elijas darte un respiro mental y físico, para que en consecuencia también sea emocional.
Es necesario que comprendas que si no te cuidas y no priorizas en tu bienestar, nadie lo hará por ti. Te espero la próxima semana. Disfruta y dedícate unos minutos al día, hazlo por ti.