En bici por el Canal. Desde Valdefierro a Valdegurriana - Enjoy Zaragoza
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En bici por el Canal. Desde Valdefierro a Valdegurriana

Fuente de los Incrédulos

Aprovechando el buen tiempo os proponemos un paseo en bici a orillas del Canal Imperial a su paso por Zaragoza. Un trazado amable para hacerlo en grupo o en familia.

Fácil, accesible, y que nos permite dar pedales por un trocito de historia de Aragón

Artículo y fotos: Armando Cerra



El Canal Imperial de Aragón se suele denominar el cuarto río de Zaragoza. Al fin y al cabo es un largo curso de agua que comienza cerca de la población navarra de Tudela y acaba más allá de la capital maña, en Fuentes de Ebro. En total, unos 110 kilómetros de trazado, de los que hoy nos interesan solo los 11 que van desde Valdefierro hasta las esclusas de Valdegurriana.

Esclusas de Valdegurriana

Todo ese tramo zaragozano es muy cómodo, alternando los carriles bici con los caminos. Eso sí, siempre llanos. Además podemos hacer ida y vuelta, podemos hacerlo por una orilla u otra, ir cruzándolo por sus muchos puentes, hacerlo a distintas horas, para ver cómo cambia su animación, o incluso, si lo tuyo no son las bicis, podrás hacerlo caminando por tramos.

De cualquier forma, antes de comenzar la excursión daremos cuatro pinceladas sobre esta infraestructura tan especial. Se trata de uno de los canales artificiales más importantes de todo el país y su construcción se comenzó en 1776 y no concluyó hasta el año 1790. Cuando estuvo acabado sus aguas navegables servían de vías de transporte. Pero sobre todo era un modo de asegurar el riego para infinidad de campos y poblaciones.

Fue un camino de riqueza para muchos territorios. Un proyecto propio del periodo histórico de la Ilustración y que fue promovido por una figura tan relevante como Ramón Pignatelli. Quien encontró no pocos obstáculos para concluirlo. Por ello, mandó edificar la Fuente de los Incrédulos, para recordar que con esfuerzo y saber hacer todo era posible, y el progreso podía llegar. Pero nos estamos adelantando, ya que esta fuente la hallaremos en el barrio de Casablanca, y nuestro recorrido se inicia en Valdefierro.

FUENTE DE LOS INCRÉDULOS

Comenzar en este barrio se debe a que aquí se ha querido recrear un embarcadero, como los que debió haber antiguamente a lo largo de todo el Canal. Hoy en día este punto es utilizado por más de uno que aprovecha para dar unas paladas con sus piraguas. De hecho, son muchos los grupos que vienen a entrenar al tramo que circula entre Valdefierro y Casablanca.

Hacía allí nos dirigimos nosotros. Por una orilla o por otra. Primero atravesaremos uno de los puentes históricos del Canal Imperial y luego llegaremos al área de la planta potabilizadora  del agua de Zaragoza. Hasta aquí podemos regresar después y mucho mejor si es la hora de comer y hemos reservado en la Terraza El Lago, situada sobre los propios depósitos de agua. Allí nos podemos recuperar de la excursión con alguno de sus arroces.

Pero antes de eso, nos lo hemos de ganar. O sea, sigamos. Si cambiamos de orilla, y vamos a la izquierda, cuando lleguemos al barrio de Casablanca, nos topamos con el busto de un rockero insigne. Es el perfil inconfundible de Mauricio Aznar, el mítico cantante de Más Birras,  coautor de la no menos mítica Apuesta por el rock’n’roll a la que luego dieron fama internacional tanto Los Héroes como Bunbury. Desde luego que cualquier aficionado a la música al pasar por este punto tiene que rendirle tributo al tupé más personal del rock aragonés.

Monumento a Mauricio Aznar

Y un poco más allá nos encontramos con otro de los puntos álgidos del recorrido. Son las esclusas de Casablanca junto al molino cuyo color de la fachada dio nombre al barrio. Y por supuesto ahí está la mencionada Fuente de los Incrédulos, tal vez el gran referente del Canal Imperial de Aragón.

Podemos descansar, hacer alguna que otra foto o buscar a la garza real que pesca en este enclave. Pero tras eso, nos montamos de nuevo en el sillín y seguimos el recorrido. Por la orilla izquierda nos acompaña todo el rato el carril bici hasta llegar al lateral del Parque Grande, mientras que por la derecha hay un corto tramo de asfalto y después es camino de tierra a la sombra de los Pinares de Venecia. Por este camino, alcanzamos otro de los establecimientos carismáticos del canal. Al menos desde hace 10 años, cuando abrió la terraza de El corazón verde, un lugar para escuchar buena música y tomar una copa. Apuntadlo, y ya sabéis donde ir a la tarde-noche.

Desde aquí, la ruta debe seguir por el carril-bici de la orilla derecha, ya que el del otro lado está reservado para el sentido contrario. En un plis plas llegamos al barrio de Torrero y seguramente no nos pararemos hasta el Puente de América. Una joya del arte modernista que se tendió sobre el Canal en 1903, y que hoy sigue en uso con un tráfico incesante. Nosotros también lo atravesamos para apreciar su arquitectura y después proseguir el camino por la misma orilla derecha.

Todo el rato se va por carril bici y casi siempre a la sombra, teniendo a un lado el Canal y al otro las casas de los barrios de Torrero y La Paz. Se va curveando y de pronto termina el carril bici, y comienza un camino muy bien acondicionado. Empieza precisamente a la altura del Parque de Víctimas del Terrorismo.

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Tras pasar esa zona verde, vemos otra terraza donde descansar. Es la del Asador Imperial. Por su nombre ya imagináis que dan comidas. Pero no solo eso. No es raro, sea por la mañana o la tarde, ver ciclistas almorzando o tomando algo después de hacer la ruta. Si estás cansado, ya sabes. Aunque te recomendamos, hacerlo después de acabar el itinerario, ¡qué ya queda poco!

Nos queda un tramo muy atractivo. Primero atravesaremos el Tercer Cinturón sobre el viaducto que salva el denominado Barranco de la Muerte. Luego veremos a nuestra derecha el nuevo barrio de Puerto Venecia. Y sin darnos cuenta, atravesamos el Cuarto Cinturón, ahora por debajo. Ya hemos llegado prácticamente a Valdegurriana. Primero vemos el pinar, luego el llamado Puente de los Suspiros, y después la zona de las Esclusas que permiten controlar las aguas y regular su descenso hacia la Cartuja Baja.

Al estar frente a estas esclusas da que pensar. Cualquiera se queda admirado al comprobar que una infraestructura construida con los medios técnicos del siglo XVIII siga siendo eficiente en nuestro modernísimo siglo XXI. Así que este camino lo tiene todo. Se hace deporte, se disfruta del aire libre, se ven lugares interesantes y además podemos reflexionar un poquito. ¿Quién da más?



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