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Los siete de “Comer, beber y otras cosicas” en el Valle de Tena, Huesca

Ramón Jiménez Llorente conocido como ˝Comer beber y otras cosicas” comenzó a apasionarse por la gastronomía en 2008 cuando incorporó poco a poco en su Instagram su saber hacer en la cocina y el disfrute del buen comer y beber en los diferentes restaurantes de la comunidad

Gran defensor de las ‘cosicas’ buenas que tiene Aragón, disfrutón como nadie, Ramón, de talente sereno y prudente, defiende el talento de aquí con rabiosa devoción. Su generosa aportación a la agenda gastronómica y cultural de la tierra le ha convertido en una especie nueva de cronista en la ciudad. 

Por supuesto, nuestro Pirineo es una de sus debilidades por lo que hemos pedido que nos cuente sus imprescindible de uno de los destinos más solicitados de aragoneses, madrileños y vascos.

El Valle de Tena es, posiblemente, el valle más conocido del Pirineo aragonés, por ser el más cercano a la capital aragonesa gracias a las infraestructuras construidas en los últimos años. Los restaurantes que he escogido quizá no sean los más conocidos, pero son los que conozco bien. Aunque lo que más me gusta es descubrir y probar sitios nuevos, es muy conveniente tener una lista de establecimientos en los que siempre aciertas y, obviamente, me faltan muchos por conocer. Todo llegará.

Empezaremos desde el sur del valle e iremos ascendiendo hacia el norte.

La primera parada es Viñas de Lárrede, el hotel y su restaurante, sin lugar a dudas merecen una visita,  pues está enclavado en la localidad de Lárrede, un pequeño pueblo con una de las iglesias más bonitas de la ruta del Serrablo. Este Hotel fue inaugurado en junio de 2016 y, desde entonces, no ha hecho más que cosechar éxitos y premios; en su cuidado y bello restaurante, ofrecen productos cultivados en su propio huerto y productos típicos de la zona como las apreciadas carnes del Pirineo y los mejores productos del Cantábrico. Parada obligada.

Continuaremos en la villa de Biescas, localidad mediana del valle, que ofrece una muy amplia oferta gastronómica debido, entre otras cosas, a la gran afluencia de turismo. Aquí destacaré dos lugares: uno muy especial para mí, la Taberna Holandesa Gouda, una pequeña pero preciosa taberna en donde destaco, además de su selección de  cervezas, una cuidada carta de vinos y un excelente surtido de tapas y raciones; tienen la cocina abierta todo el día de miércoles a domingo.

Mi otro local de referencia allí, es la popular Bodega de Pepe, un sitio que, si no lo conoces, has de visitar. Se trata de una casa antigua, laberíntica, con zona de restaurante informal, mesas bajas y una amplia terraza, en su mayor parte cubierta, que hace las delicias de los visitantes tanto de día como de noche, con platos ricos y abundantes en muy buen ambiente; y también cuentan con zona infantil.

Continuaremos subiendo hacia la localidad de Tramacastilla de Tena que es  uno de los puntos «calientes » de la gastronomía del valle. Cuentan con una gran cantidad de restaurantes y alojamientos  en relación a su tamaño. Aquí  comenzaré por mi último descubrimiento, La Era de Berdón,  coquetamente ubicado y en una bonita casa, se encuentra este restaurante en el que destaca la atención al público y, por supuesto, una gastronomía muy cuidada con productos de cercanía, cocina mediterráneo-pirenaica, platos muy bien presentados y buenos vinos y cervezas.

Otro imprescindible que no falla en Tramacastilla es Casa Blasco, que cuenta con una decoración con elegantes blancos y un sutil toque rústico. En sus platos (siempre bien llenos) refleja una gastronomía popular con especialidad en brasa, primeros platos  como migas, alubias, bacalao ajoarriero… Y segundos como conejo a la brasa, costillas de ternasco, solomillo, entrecot…

Pasamos a Lanuza, y allí voy a destacar un sitio por su curiosa ubicación que, junto con su oferta culinaria, resulta muy apetecible y es el Embarcadero Restaurante Suscalar, situado a orillas del emblase de Lanuza. Ahí podremos disfrutar tanto de actividades acuáticas, como de un restaurante con una carta muy variada, entre platos, raciones, platos combinados, arroces, carnes y menú del día.

Por último, destacaré el recientemente reformado y ampliado Casa Martón. Aúna la esencia del Pirineo Aragonés (como dicen en su web). Ubicado en sus orígenes en una pequeña borda típica pirenaica, en 2019 cerraron sus puertas tras 40 años abierto, para derribarlo y construir un edificio nuevo donde instalar el restaurante. Reabrió en 2020 con la creación de un espacio único, muy bello, que no deja indiferente. De su oferta gastronómica destacan los productos de Km0 en general, entrantes varios a cual más apetecible y diferentes cortes y variedades de las apreciadas carnes pirinaicas hechas en su magnífica brasa. Para mi gusto, no hay que perderse sus ensaladas de tomate, la borraja y, por descontado, sus postres caseros.

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