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El Casino Mercantil, la gran joya del Modernismo en Zaragoza

Es la actual sede de Caja Rural de Aragón en Zaragoza

Texto: Armando Cerra

Seguimos nuestros paseos por el callejero y la historia de Zaragoza para acercarnos hoy a uno de sus edificios más singulares y también más llamativos. Vamos a descubrir unas cuantas curiosidades del Edificio Caja Rural de Aragón. Aunque quizás os suene mucho más por su denominación más popular: el Casino Mercantil.

Seguro que en alguna ocasión habéis girado hacia el Coso Alto desde la plaza de España y os habéis quedado mirando su fachada. ¡Qué cantidad de relieves y esculturas! Y sobre todo, ¡qué elegantes son los emblemáticos toldos amarillos de sus balconadas!  Mientras que por la noche su aspecto se mantiene tanto o más atractivo gracias a las diferentes iluminaciones nocturnas que recibe.

Al fin y al cabo estamos frente al edificio de arquitectura modernista más alabado de Zaragoza. Y no solo por los zaragozanos. También distintas publicaciones especializadas mencionan esta construcción diseñada por el arquitecto local Francisco Albiñana (1887 – 1936) como una auténtica joya del Modernismo en España.

El caso es que este joven arquitecto se inventó semejante maravilla entre los años 1912 y 1914 para así reformar el edificio que había antes aquí. Y no era un edificio cualquiera. Se trataba de un palacio renacentista del siglo XVI que había sido propiedad de Juan de Coloma, secretario del mismísimo Fernando el Católico.

Aquella construcción señorial y palaciega se había mantenido en pie hasta inicios del siglo XX. Y en el año 1909 la compró la agrupación de los más acaudalados comerciantes y burgueses de Zaragoza. El propósito de esta élite de los negocios era transformarla en su sede oficial y disponer de su propio Casino Mercantil, que de algún modo compitiera con el Casino Principal. ¿Adivináis dónde estaba este otro casino? Pues justo enfrente, en el interior del Palacio de Sástago, que albergaba desde hace décadas un exclusivo centro social para los aristócratas aragoneses.

Si bien para entonces, tanto la nobleza como el propio Palacio de Sástago estaban en declive. Eran nuevos tiempos, y tenía mucha más pujanza la burguesía, la industria y los negocios. Esa prosperidad la querían plasmar los comerciantes con un edificio moderno y a la última. Equiparable a otras construcciones que se estaban realizando en el país y en Europa.

Ese fue el ambicioso propósito con el que Albiñana creó la impactante fachada. Cuando se construyó llamaría poderosamente la atención en comparación con las fachadas históricas vecinas. Un efecto que ahora es a la inversa, ya que en la actualidad está flanqueada por edificios más modernos, cuyas  líneas geométricas y asépticas no pueden competir con la atracción visual que posee el Casino Mercantil.

Y es que se trata de una fachada de lo más dinámica. Miradla con atención. En la planta baja, unas columnas, los portales laterales y los escaparates centrales se transforman en un atractivo zócalo para las tres plantas siguientes. En ellas, todo el espacio central lo ocupan los balcones cubiertos por los entoldados amarillos, y en los flancos se distinguen unos ventanales a modo de miradores. Y por último, en la azotea, una pérgola ocupa casi toda la anchura, menos el torreón en la esquina izquierda.

¿Fotogénica, no? Sin embargo, la reforma del viejo palacio no se redujo a hacer una nueva fachada modernista. También se acondicionó todo el interior en esa sucesión de plantas. Por cierto, fueron capaces de reaprovechar e incorporar hasta tres artesonados renacentistas en el nuevo inmueble del siglo XX. Artesonados que todavía se pueden ver hoy en el Salón Rojo de la planta principal, en una sala anexa y en el zaguán.

El caso es que hoy en día vinculamos la palabra “casino” con los juegos de azar y las apuestas, pero por entonces la idea iba más allá. Se trataba de crear una especie de selecto club, donde los socios podían reunirse, tomar algo, charlar, negociar y por supuesto apostarse fortunas con los naipes o la ruleta. Además se crearon salones para bailar o ámbitos donde albergar charlar y acoger visitantes ilustres, algunos tan célebres como el propio Albert Einstein.

Todo eso en un entorno dominado por una decoración exquisita y muy del gusto de la época. Ya desde el proyecto inicial se proyectaron ese tipo de ornamentos sinónimo de modernidad y elegancia. Pero obviamente era un tipo de obra que se alargó con el tiempo. Por eso, en la decoración de los distintos salones (Rojo, Pompeyano, del Billar, Comedor, Salón Goya…) fueron trabajando varias décadas los mejores artesanos y decoradores, de manera que se convirtió en un compendio de estilos que van del historicismo al art-decó.

Un conjunto que se mantiene hoy en día y que la entidad financiera que lo gestiona, la Caja Rural de Aragón, pone a disposición de diversos tipos de eventos. Sean charlas, conciertos o las habituales exposiciones temporales. No hay que olvidar que aquí tuvo también su sede el Ateneo Zaragoza que organizó las primeras muestras de arte abiertas a la ciudadanía.

Así que te invitamos a estar atento a su programación de eventos e incluso a las posibles visitas guiadas que se organizan puntualmente, para así poder entrar al interior del Casino Mercantil y sentir que viajas a otra época.

Este espectacular edificio zaragozano es uno de los 10 casinos más bonitos de España

 

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