La carne de caza cuenta con un sabor único, intenso y característico, que se suma a sus numerosos beneficios nutricionales
La carne de caza es un alimento históricamente consumido por el hombre que nos hizo evolucionar, estilizó los cuerpos de los primeros homínidos y aumentó el tamaño de su cerebro. En la actualidad, este alimento sigue siendo una opción saludable y ecológica para los paladares más exigentes.
La carne de caza puede ser también un apoyo a la economía local y contribuye a la conservación del medio ambiente. En ocasiones, es complemento de otros aprovechamientos agrarios o forestales. De hecho, no solo crea renta para esas zonas, sino que también genera una importante cantidad de puestos de trabajo directos e indirectos.
Beneficios nutricionales de la carne de caza
La carne de caza tiene menos grasa que las de los animales domésticos, siendo generalmente más magra, con menor contenido en grasas saturadas y colesterol. La razón es que los animales salvajes viven en libertad y tienen una mayor actividad física, lo que les ayuda a quemar grasa y mantener un peso saludable.
Una de sus virtudes es que es rica en proteínas de alto valor biológico, que contienen todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita y es una buena fuente de vitaminas y minerales (hierro, zinc, selenio y vitamina B12). Estas son esenciales para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, el desarrollo muscular y la salud.
Además, la carne de caza es rica en ácidos grasos omega-3, que son beneficiosos para la salud cardiovascular y cerebral. Unos 100 gramos de carne de ciervo nos aportan el 82% del valor diario de proteína con solo 179 calorías y 2,2 gramos de grasa saturada.
Además, se caracteriza también por su alto contenido de hierro, muy superior al que encontramos en la de especies domésticas como la ternera o en el cordero, de ahí su color rojo oscuro.
Un sabor único
Además de su valor nutricional, la carne de caza también cuenta con un sabor único, intenso y característico que la hace muy especial. Este sabor se debe a la dieta natural de los animales salvajes, que incluye una gran variedad de plantas, hierbas, frutos y especies aromáticas. Además, podemos asegurar que la carne de caza es ecológica, ya que se produce de manera sostenible.
Un alimento saludable que también se constituye como un apoyo significativo a la economía rural y a la conservación del medio ambiente. Los cazadores pueden vender su carne a centros de recogida o su carne puede ser servida en restaurantes locales, lo que ayuda a mantener el dinero dentro de la comunidad.
Al ser un producto fresco y de alta calidad, la carne de caza puede atraer a turistas y aumentar la demanda de servicios locales. En los restaurantes del Pirineo aragonés tienen mucha demanda este tipo de platos, sobre todo los de carne de jabalí.
Variedad de preparación
Si estás pensando en cómo se prepara la carne de caza, lo cierto es que existe unas gran variedad de formas. Como puede provenir de diferentes especies, ayuda a variar la dieta tradicional y ofrece experiencias culinarias únicas. En Aragón, las carnes de caza más apreciadas son las de jabalí, venado, gamo, corzo, perdiz, codorniz, becada, conejo y liebre.
En cuanto a las especies de caza mayor, en Aragón se cazan unos 45.000 jabalíes al año, 16.000 corzos y 4.000 ciervos al año; de caza menor entran en el circuito gastronómico cerca de 1.2 millones de conejos, 180.000 codornices, 100.000 perdices, 30.000 liebres y unas 13.000 becadas.
Imágenes de Gabi Orte Chilindrón
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