De tapas con... Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza - Enjoy Zaragoza
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De tapas con… Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza

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Entrevista realizada por Ángel Pascual Gonzalo.

Pedro Santisteve Roche nació en Zaragoza el 28 de mayo de 1958. Es abogado penalista, activista social y alcalde de Zaragoza desde el 13 de junio de 2015. Aquí nos cuenta en primera persona cómo ha sido parte de su vida, y también sus gustos gastronómicos, de literatura, música y cine.

“Nací en Zaragoza, y soy el menor de 3 hermanos. Al nacer viví en la C/ Laguna de Rins, al lado de Gran Vía. Mi infancia transcurrió en el barrio, y estudié en los Dominicos porque no había otra cosa. Luego coincidiendo con el paso a la Universidad nos cambiamos al barrio de Delicias. De ahí hasta que murieron mis padres siendo yo muy joven, y en el año 1985 fui a vivir al Gancho a la C/ Las Armas, una época en la que el barrio estaba muy degradado. Había arrasado la heroína y había muchos problemas. Desde allí vi toda la reforma del Mercado Central, la primera que hubo. Vivía allí porque los precios eran muy baratos. Una casa de 120 m cuadrados que compartía, costaba 10.000 pesetas al mes (60 euros). Pero mi entorno de movimiento por entonces era el barrio de la Magdalena. Después de vivir en la C/ Las Armas me cambié a un piso de la C/ Urrea, al lado de la Plaza San Miguel. Era también una calle muy decadente con muchos conflictos. He estado viviendo alrededor del Centro Histórico. A principio de los 90 me seguí moviendo por la Magdalena porque era un territorio liberado. Los gitanos con los que nos relacionábamos, a los que teníamos carrera nos llamaban los hippies. Hicimos muy buenas relaciones. En aquella época montamos la Asociación Cultural y Recreativa el Barrio Verde, que aún sigue existiendo, que estaba en la C/ San Agustín, y luego se cambió al local donde estaban los pacifistas cuando el referéndum de la OTAN. Después lo pasamos a la Vía Láctea, y desde allí surgió Radio Topo. Sigo cotizando al Barrio Verde, es una Asociación que hemos mantenido entre 30 socios. Pagamos 1.000 pesetas al mes desde hace 30 años.

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Sobre mis estudios universitarios, estudié Derecho en la Universidad de Zaragoza con toda la gente bien de la ciudad, que venían de los mejores colegios, y los que venían rebotados de Navarra. Nuestra cuadrilla de vinos y cañas eran los navarros, que eran muy buenos cantadores de jotas y muy juerguistas.

Terminé Derecho y me tocó ir a la mili a La Línea de la Concepción en Cádiz a hacer guardias en el Peñón de Gibraltar. Fue una época de contrastes. Tenía 24 años y sociológicamente el país era muy diferente. Extremeños y andaluces eran analfabetos.
Haciendo la mili le hice guardia al General Milán del Bosch, que estaba preso en un chalet de lujo, que estaba siendo visitado todos los días por generales. En esa época nacieron los primeros niños con síndrome de abstinencia en La Línea.
La mili no fue fácil por haber fallecido mis padres poco antes y con seis meses de diferencia uno del otro, y el contraste vivido, pero tomado como un análisis sociológico del país, fue revelador e interesante.

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Al volver de la mili, montamos un despacho de abogados entre 5 jóvenes inconscientes. Al año el compañero que nos había animado a montarnos el despacho, se mató en un accidente de tráfico, y yo me encontré celebrando juicios en la Audiencia Provincial antes que en los juzgados. Empecé a comer marrones ya en el primer año de abogacía. Fue duro.

A finales de los 80 hubo una huelga de autobuses y nos tocó defender al Presidente del Comité de Empresa, una huelga salvaje muy dura de los hijos de los autobuseros, porque eran trabajos que pasaban de padres a hijos, y los hijos decidieron decir basta ya y se lió la marimorena en la ciudad.

Y a finales de los 80 también fue el tema de la insumisión. Había un profesor universitario que me pasó todos los apuntes que llevaba en la objeción de conciencia, y coincidió cuando la objeción de conciencia se pasó a la insumisión y acabaron criminalizados, y así empezó la jurisdicción militar, para mí una experiencia nueva y luego las defensas en la jurisdicción penal cuando pasó a lo civil. Fueron unos años intensos a finales de los 80 y principios de los 90.

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Facultad de Derecho, Universidad de Zaragoza

En el año 1992 empezaba a dar clases en la Universidad. Nunca me he desentendido de la gente joven, porque estuve de asesor jurídico en la Universidad hacia estudiantes en los tiempos de la objeción de conciencia y la insumisión, y luego para mí el hacer de profesor es una forma de interconectar con las generaciones jóvenes, mantenido desde mi rebeldía, y el ser profesor en primero de Derecho me permitía una vinculación con la gente con su situación o con su desorientación, era un intercambio muy positivo que me permitía una libertad de expresión en un entorno como la Universidad que no se utiliza en términos de promocionar el espíritu crítico de estos días.

Fundé ASAPA (Asociación de Seguimiento y Apoyo a Presos de Aragón), en el año 1993, tras un motín que hubo en la cárcel de Daroca. Fue muy duramente reprimido porque secuestraron a un jefe de vigilancia, al que fue Director General de Instituciones Penitenciarias, el señor Yuste, y fue muy duro. Este motín fue una prueba en mi ejercicio profesional, porque estuve siguiendo la pista a los chavales que habían participado, y de repente habían desaparecido.

En esa época de la ASAPA denunciamos que había habido simulacros de horcamiento, aparte de tiros en el salón de actos de la cárcel de Daroca. A raíz de aquello se monta la Asociación de Apoyo a Presos, en la que se pretendía conectar con funcionarios progresistas en un principio, aunque eso no fraguó, y luego gente simpatizante, familiares y amigos de presos, y se planteó una política de seguimiento y acompañamiento desde el interior de la cárcel hasta el proceso de reinserción social.

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Yo creo que contribuimos a la humanización de las prisiones. Otra cosa es que yo piense que las prisiones están sólo para criminalizar a la gente pobre, para estigmatizar al inmigrante y para que sean utilizadas por el poder para difundir quienes son los malos de la película, no como ahora, que parece que ya se va viendo que la oleada de delincuencia de cuello blanco está poniendo sobre el tapete quienes son los que verdaderamente hacen daño a la sociedad en su conjunto.

Sobre el aterrizaje mío en la política fue casual. Está muy vinculado al 15-M, la experiencia nos hizo reflexionar a nuestra generación y cómo decidimos el ser un poco activistas sociales y dar el paso al asalto institucional que pregonaba el 15-M.

Nos movemos en ese salir de las plazas y volver a los barrios. Tengo la suerte de experimentar con un trabajo de recuperación de un espacio vacío como era el Luis Buñuel, que se plantea como un laboratorio de experimentación social y política por parte de gente que venía de ese movimiento, y de esa experiencia con gente muy diversa surgen reuniones en las que se plantean movimientos municipalistas en esta línea, y a raíz de eso me veo inmerso en una dinámica con gente próxima y gente desconocida que termina en unas primarias donde a mí me colocan en primer lugar, y que estamos ahí en el disparadero de unas elecciones generales y resulta que acabamos en el Gobierno contra todo pronóstico.

Ayuntamiento de Zaragoza

La experiencia ha sido muy dura, muy intensa, el tiempo se ha pasado volando de forma vertiginosa, pero la experiencia es muy interesante. Lo que pasa es que vivimos en este momento durísimo porque te das cuenta que nosotros somos vistos como unos advenedizos, y eso se ha traducido en un bloqueo permanente y sistemático. Y el problema es que no ha habido debate sobre política, sino que ha habido un problema de egos personales frustrados, y eso te sitúa en un contexto muy difícil de manejar.

A partir de ahí yo estoy satisfecho, porque a pesar de las dificultades tenemos un equipo de gente muy potente en el que han trabajado todos dejándose la piel, y eso se ha traducido en que ha habido pactos en el día a día que ha permitido que el Gobierno gobernara por mucho que las grandes fuerzas del bipartidismo hayan hecho todo lo posible por decir que no se hacía nada, que éramos unos autoritarios… Pero la gente está viendo que hay una política de proximidad a la ciudadanía, que estamos respondiendo. Somos gente honrada, somos gente honesta, venimos del pueblo y que no hemos venido a hacer carrera. Hemos venido a cumplir, y lo que nos sostiene es un compromiso ético y cívico con la ciudadanía, y eso nos despeja muchas dudas, nos permite ser libres y movernos sin cadenas, con lo cual el servicio a la gente es lo que nos motiva, lo que pasa es que hay muchas cosas que cambiar.

Vamos a  hacer un desarrollo estratégico de la ciudad que nos permita poner a Zaragoza en el siglo XXI, que es lo que queremos, que haya modernización, transparencia, participación de la gente de forma activa en la política. Un poco el tomar el pulso de la política nueva.

Zaragoza es una ciudad estupenda por su gente. Tenemos un clima extremo y nos obliga a ser gente que nos adaptamos a todo. Somos gente abierta, afable, acogedora, amable, y lo que más me ha sorprendido es el nivel de la participación de la gente en causas solidarias. Hay un nivel de organización de la gente muy bueno.  Podemos empezar por el voluntariado del ayuntamiento cercano a las 4.000 personas que están difundiendo las marcas de la seña de identidad de la ciudad. Me sorprende porque pensaba yo que la sociedad civil estaba más desarticulada, y no es cierto. Otra cosa es que esa articulación social haya que trabajarla mejor para que toda la gente reme con objetivos comunes.

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Y sobre gastronomía, me gusta cocinar, pero ahora no tengo tiempo. Me gustan mucho los pescados al horno, las bolas de bacalao, me gusta mucho el salmorejo ahora en verano. Son cosas que hago pero ahora no tengo tiempo. También me gusta mucho el steak tartar, o el cochinillo frito, un pollo de corral, la borraja me encanta…

Sobre restaurantes voy habitualmente al bar de mi sobrina, al Antiguo Bar La Jota, que tiene tapas muy buenas, y la relación calidad precio es muy buena. Y por mi barrio, el Casa Montañés es un espacio de referencia en el barrio, también el Palomeque tiene unas tapas fantásticas…, pero a mí sobre todo lo que me gusta son los bares de barrio, las tascas de barrio donde te relacionas con el vecindario de las proximidades como en Los Faroles, la Cervecería La Mayor, La Taberna Casa Paricio en las Tenerías. Antes mi favorito era el Callizo, y en el Tubo un lugar de referencia de cocina casera es el Casa Pascualillo, aunque voy a veces también a bodegas Almau.

Me gustan mucho como tapa la gamba con gabardina, que yo probaba ya en el Marly cuando era pequeño. Allí me llevaba mi padre a tomar el vermouth. También las brochetas de el Circo, la tortilla de patata… Los fritos me suelen gustar mucho, pero también las tapas frescas, los vinagrillos, una buena salmuera… la verdad que me adapto a todo. Tengo una mente muy abierta y dispuesta a probar. Y es una maravilla la cantidad de opciones que tenemos en Zaragoza.

Como lugares para estar en Zaragoza me gusta mucho pasear por la ribera del Ebro, el parque José Antonio Labordeta porque era donde iba a jugar de pequeño, en el rincón de Goya me evoca muy buenos recuerdos, los galachos de Juslibol, La Alfranca…

Y de Aragón me gusta mucho el Pirineo, Teruel, el interior, Albarracín, los pueblos del Matarraña y del Guadalope, Huesca también, el Moncayo, el mudéjar… Calatayud y los pueblos de alrededor… Tenemos tanta riqueza que es empezar a hablar y no parar.

De Literatura me he pegado toda la vida leyendo ensayos. Hubo una época en la que me encantaba la Ciencia Ficción, y afortunadamente me leía a los mejores, porque mi tía era Catedrática de Lengua y Literatura, y he podido heredar una buena colección de libros, y luego me han encantado las policíacas, las italianas de Montalbano, de la Donna León… Y ahora estoy descubriendo autores zaragozanos. Hace poco me leí “el ciclista de Chernóbil” de Javier Sebastián, que me encantó. Y ahora mismo me vuelvo a  enganchar con ensayos que tienen que ver con urbanismo, medioambiente, crisis de cambio climático, municipalismo…

El ciclista de Chernóbil de Javier Sebastián

De música lo mío siempre ha sido el rock an roll. Me gusta mucho The Clash y los viejos rockeros de los años 80, desde Nacha Pop hasta lo que quieras. Tengo una mente muy abierta. De música tengo amigos muy conocedores del jazz, y también me encanta la música clásica, el blues, el soul negro… También Bruce Springteen…  Y una mención al próximo pregonero de las Fiestas del Pilar, a Kase. O, que es un grande, y también de lo buena persona que es, representa el valor de la fraternidad a los niveles que eso transmite a la gente joven. Nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos en esta ciudad.

Y de cine me está sorprendiendo el cine español, he visto cosas muy buenas, como por ejemplo “Plan de Fuga”. Películas de Luis Tosar o estos actores me parecen buenísimas. El cine español de acción me parece muy interesante.

También me gustó mucho “La novia” de Paula Ortiz porque es una obra de arte desde el punto de vista estético”.

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